Gretsch 5570 + estuche gretsch REBAJADA y PUESTA A PUNTO
Gretsch 5570 + estuche gretsch REBAJADA y PUESTA A PUNTO
vendida!!
Se la ha llevado una persona excelente, que seguro que la aprovechará como se merece.
Se la ha llevado una persona excelente, que seguro que la aprovechará como se merece.
Última edición por pablillo el 21 Sep 2015, 22:44, editado 6 veces en total.
Re: Gretsch 5570 + estuche gretsch
Vamos que es un auténtico guitarrón!
Re: Gretsch 5570 + estuche gretsch REBAJADA y PUESTA A PUNT
Había una vez una guitarra hermosa y solitaria, que no tenía manos y dedos que la tocasen.
La pobre guitarrita sufría viendo como sus vecinas Telecaster y LesPaul acaparaban la atención del dueño del edificio, un bobalicón rockero de pacotilla incapaz de sentir la más mínima empatía por aquella guitarra tímida y solitaria, solitaria y tímida.
Sin embargo, ninguna de las vecinas tenia el estilo y elegancia, porte e inteligencia social de la guitarra Gretsch. Sabía adaptarse a todo tipo de encuentros, vestía impecable, siempre pulcra; tenía una voz dulce y clara, a veces desgarradora, pero que no dejaba indiferente a nadie, excepto al bobalicón rockero de pacotilla, que, absorbido por las golfas de la Telecaster y la Les Paul, no había tratado con doña Gretsch más que algún polvo pasajero y alguna noche de revolcón, sudor y lágrimas, sin pena ni gloria alguna.
No hacía mucho que en una de esas juergas, el rockero bobalicón dejó caer a la señora Gretsch, y esta tuvo que pasar un tiempo en el hospital en un coma guitarrístico inducido, a caballo entre la vida y la muerte, y gracias al saber hacer del Dr. Mauriz, pudo recomponerse de los golpes y sanar sus heridas, volviendo a su vida diaria con más fuerza y claridad en la voz si eso era aún posible!
Pero el bobalicón rockero e inútil, aunque sufrió por doña Gretsch -dicen las malas lenguas que incluso lloraba de noche, sintiéndose tal vez algo bobalicón- estuvo flirteando con las putas de la Telecaster y La LesPaul, creyendo así quizá, que las gentes del barrio pensarían de él que era el tipo más duro... maldito cretino iluso: mientras desparramaba juergas con esas dos golfas -amigas de todos, las muy sucias-, la dulce señorita Gretsch miraba la luna desde su refugio de terciopelo y algodón, imaginando y soñando despierta con algún gentleman con la suficiente inteligencia social, saber estar, estilo y porte para llevársela de allí para siempre y hacerla sentir como realmente se merecía: una reina.
Continuará.
La pobre guitarrita sufría viendo como sus vecinas Telecaster y LesPaul acaparaban la atención del dueño del edificio, un bobalicón rockero de pacotilla incapaz de sentir la más mínima empatía por aquella guitarra tímida y solitaria, solitaria y tímida.
Sin embargo, ninguna de las vecinas tenia el estilo y elegancia, porte e inteligencia social de la guitarra Gretsch. Sabía adaptarse a todo tipo de encuentros, vestía impecable, siempre pulcra; tenía una voz dulce y clara, a veces desgarradora, pero que no dejaba indiferente a nadie, excepto al bobalicón rockero de pacotilla, que, absorbido por las golfas de la Telecaster y la Les Paul, no había tratado con doña Gretsch más que algún polvo pasajero y alguna noche de revolcón, sudor y lágrimas, sin pena ni gloria alguna.
No hacía mucho que en una de esas juergas, el rockero bobalicón dejó caer a la señora Gretsch, y esta tuvo que pasar un tiempo en el hospital en un coma guitarrístico inducido, a caballo entre la vida y la muerte, y gracias al saber hacer del Dr. Mauriz, pudo recomponerse de los golpes y sanar sus heridas, volviendo a su vida diaria con más fuerza y claridad en la voz si eso era aún posible!
Pero el bobalicón rockero e inútil, aunque sufrió por doña Gretsch -dicen las malas lenguas que incluso lloraba de noche, sintiéndose tal vez algo bobalicón- estuvo flirteando con las putas de la Telecaster y La LesPaul, creyendo así quizá, que las gentes del barrio pensarían de él que era el tipo más duro... maldito cretino iluso: mientras desparramaba juergas con esas dos golfas -amigas de todos, las muy sucias-, la dulce señorita Gretsch miraba la luna desde su refugio de terciopelo y algodón, imaginando y soñando despierta con algún gentleman con la suficiente inteligencia social, saber estar, estilo y porte para llevársela de allí para siempre y hacerla sentir como realmente se merecía: una reina.
Continuará.